domingo, 10 de enero de 2016

Aquellos días leyendo las historias de ROBERTO ALCÁZAR Y PEDRÍN...

Hoy me he acordado de cuando de niño, comía con mi padre y mi abuelo en un restaurante cerca de la Puerta Purchena. Hasta el viernes que llegaba mi madre de un pueblo de la provincia de Almería, donde trabajaba como maestra, mi padre se encargaba de mí. Me recogía del colegio y me llevaba a comer con el abuelo. Éramos los tres "Rafaeles".
Para que me comportara en la mesa -porque era un demonio de crío-, me compraba un tebeo. El término cómic casi no se había inventado aún y, normalmente, solía caer uno de Roberto Alcázar y Pedrín, y eso que los Mortadelos, Pulgarcitos y todos los títulos de la todopoderosa por entonces Bruguera inundaban y copaban todos los quioscos. Un chaval de esa edad leía a finales de los 70 revistas como Din Dan o Rompetechosni siquiera "cómics" de superhéroes; así que supongo que no caía entre mis manos nada de eso porque mi padre me compraba lo que él había leído de pequeño: Roberto Alcázar y Pedrín. Así que esos tebeos de Vaño terminaban después de la comida llenos de sopa, macarrones con tomate y manchas de aceite varias. No conservo ninguno de ellos, pero guardo un muy buen recuerdo de aquellos días de niño comiendo con mi padre y mi abuelo en un restaurante cerca de la Puerta Purchena...

Original de Vaño de la aventura de Roberto Alcázar y Pedrín
titiulada "Misterio en Cabo Blanco", publicada originariamente en
Jaimito nº 571 (9 de julio de 1960)

1 comentario:

  1. Hola, Rafael.

    Hoy en día Vañó parece estar casi olvidado, pero a mí me llamó la atención este comentario que hizo sobre él, en una entrevista publicada en Historia del Tebeo Valenciano, el magnífico dibujante José Luis Macías (José Luis): "Despues de las viñetas se me propone colaborar en Roberto Alcázar y Pedrín. El dibujante, Eduardo Vañó, era muy rápido, algo increíble, y además resultaba, a pesar de su endiablada rapidez, tremendamente gráfico, y yo no conseguía averiguar cómo se podía ser tan rápido y a la vez tan gráfico". Creo que el elogio de un compañero de profesión, y más de uno como José Luis Macías, dibujante de "Ayax El Griego", es uno de los mayores a los que se puede aspirar.

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