En el mundo del coleccionismo de originales siempre existe ese componente nostálgico, sentimental, de querer poseer esa página, esa portada, esa ilustración, asociada a un momento y a un recuerdo concreto de nuestra infancia o juventud. En otras ocasiones, esta nostalgia es sustituida simplemente por lo estético: su belleza manifiesta. Y cuando entran en juego ambos componentes, belleza y añoranza por recuperar parte de nuestra infancia, entonces ese original se antoja no deseable sino imprescindible, vital.
Algo así ha debido experimentar nuestro amigo José Vicente Busto con esta magnífica portada de su querido Bernal. Suma así a su colección, tras aquella otra portada de Capitán Trueno de la que ya hablamos, esta otra igualmente bella. Sí, aunque personalmente no sienta especial predilección por la obra de Antonio Bernal, no es capaz de ver más allá de su particular obsesión -un tanto enfermiza, lo reconozco- por John Byrne.
Esta portada de Bernal, que incluirá Vicente Busto a su galería de CAF este fin de semana, lleva incluida además una particular historia. Se hizo con ella por un precio razonable gracias a que se encontraba en unas condiciones un tanto pésimas. Como él mismo me ha contado ha tenido que restaurar gran parte de la pintura -por ejemplo, la zona superior de la bóveda verde- eliminando unas manchas , restos de cinta de corrocero de los límites de la ilustración y marcas producto de un agresivo enmarcado, además, del consabido polvo que se fue depositando tras el inevitable paso del tiempo. Y es que esa ilustración se pintó hace 40 años...
Así que casi podríamos decir que, sin quererlo, ha recuperado parte de la historia del tebeo español y que no se perdiera por completo esta joyita de portada. Él, por su parte, ha recuperado un pedacito más de su infancia…
Sniff, un poco mas y casi me haces llorar de emoción.
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