Un original de La Muerte del Capitán Marvel (1982)

Cuando hace unos meses empecé a reorganizar mi colección de originales uno de mis objetivos era ir sustiyendo algunas piezas que significaban poco para mí por otras que tuvieran una fuerte carga nostálgica. La idea era como ir mudando la piel de mi colección mirando más al pasado que al futuro e ir sustituyendo tres piezas menores por una de caza mayor. Dentro de mis posibilidades, claro.

De este modo, y poco a poco, he ido cumpliendo parte de esta idea inicial y he añadido cosas de Richard Corben,  Brian Bolland, Hugo Pratt, Francisco Ibáñez o John Romita Sr. Y sí, inevitablemente, algún Byrne. Curiosamente he rejuvenecido parte de mi colección con piezas con cierto olor a humedad y regusto a viejuno. Piezas con mayor número de manchas, picaduras de óxido, mutilaciones varias y extrañas gotitas, marcas propias del paso del tiempo o tal vez del descuido y la consideración de poco valor de una página original de cómic  por entonces.

La gran mayoría de estas piezas me han hecho una especial ilusión. Era como recuperar, y a la vez revivir, una parte de aquella infancia cuando uno devoraba los cómics con verdadera ansia y se releían y se relaían una vez más y se te quedaban grabadas a fuego las viñetas.

Puede que uno los cómics que más me marcara en mi infancia, y que más ilusión me ha hecho añadir a mi colección, ha sido éste título de Jim Starlin. No voy a contar más batallitas del tipo cómo descubrí este cómic -lo recuerdo perfectamente-, ni la sensación de impacto que me causó -y que aún experimento cuando lo releo veinticinco años más tarde- ni como sobrevivió a la limpieza que hizo mi madre en casa -un auténtico milagro que conserve el cómic, os lo aseguro-, no, no os voy a contar más chascarrillos que muchos de vosotros también habréis vivido y poco o nada os aportarían.

Sólo me queda por decir: Señores, con ustedes, la última joya de mi colección de originales:

Original de La Muerte del Capitán Marvel Pag. 54