Harold Rudolf Foster (1892-1982) inicia el 13 de febrero de 1937 las aventuras de El Príncipe Valiente. El ritmo será de una página sunday por semana en los suplementos de cómics de los Estados Unidos. En ese momento se halla en la cima de sus capacidades artísticas tras haber encumbrado ya el arte de la historieta a tal con su aportación personalísima del mito de Tarzán de los Monos.
Y es que antes de encontrar en El Príncipe Valiente el trabajo y la vocación de toda su vida, Foster se ganó la vida de innumerables formas. La primera tira de Tarzán de los Monos ve la luz el 7 de enero de 1929 y a pesar de su buena acogida, el artista nunca llega a sentir por él un aprecio especial y volvería al dibujo publicitario, pues considera que sólo en la ilustración y la pintura puede encontrar un prestigio que no halla en la historieta.
Afortunadamente, Foster cambia de opinión y crea Prince Valiant, título que recoge todas las vivencias, pasiones y valores que sustentan su propia personalidad: la amistad, el honor, el amor (conyugal, filial, paterno y materno), la aventura, la felicidad o el paso inevitable del tiempo. De hecho, Durante 44 años permanecerá ligado a las aventuras de Val y sus amigos, abandonándolos sólo dos años antes de su muerte.
Pillín, que ya he visto por qué pones esto...
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