Café amargo una tarde de domingo. Así también podría haber titulado este post, ya que eso ocurrió este fin de semana tras leer un intersante, (siempre) didáctico y revelador artículo de Toni Guiral en el periódico El Mundo.
La cosa iba bien descubriendo a ese genio de la historieta que fue Manuel Vázquez con suculentas anécdotas acerca de su personalidad que parecen sacadas más de tebeo que de la realidad que le tocó vivir. Pero llegado un punto leo: " ... Vázquez emulaba al Guadiana: ahora entregaba algnas páginas, ahora permanecía días o meses sin aparecer. La editorial necesitaba alimento semanal y si Vázquez no iba a Bruguera, Bruguera se inventaría a Vázquez. Ya desde los años 60 proliferan las series de este creador de autoría apócrifa, encargadas a colaboradores de la casa, hasta que a finales de esa década se impone una producción de estudio importante, en la que manos ajenas recrean a Las Hermanas Gilda, a La familia Cebolleta, a Anacleto e incluso al tío Vázquez."
Y, algo estupefacto, sigo leyendo: "La autoría real del autor es precaria en las páginas de sus series entre 1970 y 1978; la calidad se resiente, pero la editorial llena sus cabeceras con cientos de Vázquez apócrifos o acude a la reedición de sus antiguas páginas, qe previamente ha pasado por un importante retoque para adaptarse a los nuevos formatos. Los personajes de Vázquez siguen, a su manera, vivos, pero desde 1978 su verdadera firma sólo volverá a Bruguera con material original en 1986, año de su cierre, en series como Los casos del inspector Yes".
Cerré el periódico y me pregunté entonces: ¿será falso el Vázquez que viene camino de casa?