Unos cuantos origininales de Vázquez (Las Hermanas Gilda, Don Polillo), un puñado de Ibáñez (UHU y el niño Prudencio, Mortadelo), algo de Peñarroya (Don Pío), Giner (El inspector Dan) o de Cifre (Don Amapolo Nevera, El reporter Tribulete) fueron algunas de las cosas que pude ver en el pasado Salón del Cómic de Granada. Eso respecto al material Bruguera que ofrecían para vender en uno de los stands. No terminé comprando nada. Sin embargo, sí que me hice con una decena de números de DDT y Tío Vivo. Curiosamente leyéndolos me he encontrado unos cuantos apócrifos: tres del Botones el Sacarino, uno de La Familia Cebolleta, uno de las Hermanas Gilda y un par de Anacletos.
De los negros de Ibáñez ya hemos hablado. De los de Vázquez algún día tocará. Y es que la nada idílica Escuela Bruguera se las gastaba que no veas. Cortos se quedaron Óscar Aibar (El gran Vázquez) y Paco Roca (El invierno del dibujante) en sus aproximaciones de lo que fue y significó esta editorial. Un emjemplo de las múltiples tropelías que perpetraron es este original mutilado del Filiberto de Cifre.
Esto no tiene nombre, a Bruguera se la tiene idolatrada, solo buscaban vender para ganar dinero, los originales les daban igual, preferían romperlos antes de devolvérselos a su autores.
ResponderEliminarQ triste ver el trato q le daban a los originales.
ResponderEliminarRafa, ¿ quién vendía esos originales?
ResponderEliminarJB
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